Reflexión:

La amplitud del término “Mundo digital” nos ha animado a encajar aspectos tan diversos como la espiritualidad, la política abstracta y la vida cotidiana. Hemos compuesto la letra de esta canción con estrofas etéreas y estribillos poéticamente activos.

Nuestro mundo virtual alberga mucho de lo que fuimos, también de lo que somos y, en gran medida, de lo que seremos. Disfrazado de oráculo, el entorno digital alberga un espacio sin salida física que nos atrapa como seres interdependientes. Es un lugar sencillo, una calculadora para todo.

Lo que nos preocupa del ecosistema digital es el sistema de control que requiere su funcionamiento. Esta apreciación es el germen de la canción. Hemos querido reflexionar sobre ilusión y realidad. Diferenciar la materia de su imagen capturada. Distinguir los hechos de las palabras. Preguntarnos si el individualismo digital se transfiere al entorno físico.

Como metáfora para plantear estas ideas hemos hecho referencia a la historia entre Eros, Dafne y Apolo. Un mito cruel en el que el amor se convierte en herramienta de venganza y catalizador de injusticias y perversiones.

Letra:

Estáis consiguiendo que nada tenga sentido.
Sólo lo vuestro es importante.
Nos peleamos por vuestra propuesta.

Ayer no era tan difícil.
Tampoco había regalos.
Pero teníamos puertas abiertas.
¿Dónde está la resistencia?

Mundo digital, computarizado.
Con transacciones espirituales.
Con los amigos ocupados siempre en casa.

Mundo digital, monitorizado.
Con oficinas permanentes.
Con los despachos
bien cerrados para tu suerte.

Eros nos respeta en el mundo digital.
Nos da mucho amor, el que a Dafne le negó.
Por un problema con el cuerpo a cuerpo.
Apolo se rindió.
Una mañana sin sintonía.
Como un artista pesimista.